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Por Roberto Bahena


El buscar caminos forma parte de la vida de todo ser humano, pero como diría la canción, a veces el camino se hace al andar, buscando como lo ha hecho Rufina Vázquez Ramos a quien hace seis años la desaparición de sus hijos le cambió la vida.


Originaria del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, avecindada en la comisaría Miguel Alemán. Su cumpleaños el 10 de mayo y a sus casi 74 años, busca a sus hijos Julián y Hermilo, quienes desaparecieron en la Costa de Hermosillo en el 2018 por lo que fue de las primeras en unirse a Madres Buscadoras de Sonora.



“Mientras que Dios me dé fuerzas en mis pies, yo pienso seguir buscando, buscando. No me voy a cansar porque yo sé que cuando yo salgo al monte, yo me agarro fuerza, yo agarro fuerza. Como que yo me fortaleciera en el monte”, detalló.


Debido a su edad, Rufina hace un trabajo más especializado en las búsquedas, que es la labor de rastreo, en donde localiza restos a ras de suelo y al encontrarlos avisa a sus compañeras para escarbar.


“A mí me ponen a buscar en el suelo, arriba, tirados, huesitos, dientes, lo que haya. Andamos buscando nosotros, hacemos las rastreaduras, rastreaduras. Y a donde ya encontramos porque hay otras más fuertes que andan metiendo varillas y otro varón que ande ahí con la pala y el pico. Y así, así es como las hemos encontrado”, apuntó.


A pesar de ser una actividad riesgosa, donde ya le ha tocado situaciones de peligro con personas armadas, al igual que sus compañeras, no piensa dejar de buscar a sus hijos.

“Yo no quiero, yo no quiero venganza. Lo que quiero es encontrarlos. Quiero encontrarlos, para que yo tenga paz. Porque si yo no los he encontrado, no tengo paz.


Porque noche, día, le digo a mis hijas. ‘Ustedes creen que, porque van pasando los años, ya me olvidé’. No, hay noches que no puedo dormir, me levanto, estoy pensando. Me agarro y me levanto, estoy acostada y le empiezo a pedir a Dios Padre, le digo, dame fuerza, dame fuerza, porque tú puedes. Tú puedes, Señor, tranquilizar mi corazón”, lamentó.


En ocasiones Rufina recibía llamadas anónimas en donde no contestaban y ella creía que se trataba de alguno de sus hijos, duda que se disipó al escuchar una risa.


“Cuando yo dije esa palabra, mire, el hombre se empezó a reír de mí, a burlarse. Yo le dije, no te rías. No te burles de mí. Porque si yo ahorita estoy sufriendo, le dije, a lo mejor algún día tú también puedes sufrir. Y si a ti te llega a pasar algo, le digo, a lo mejor hasta yo misma te voy a buscar. Porque a veces hay madres, le dije, que ya se perdieron sus hijos, ya no los buscan, por el miedo”, puntualizó.


Sin embargo, Rufina sigue sin miedo, en búsqueda de sus amados hijos y a la espera de que como regalo en su cumpleaños un 10 de mayo, pueda encontrarlos.

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