Unos 180 trabajadores agrícolas que estaban laborando en el campo Santa Inés, localizado casi frente a la comunidad ejidal de Santa María, fueron despedidos sin liquidación alguna por la empresa, luego de la protesta que realizaron a falta de pago de 5 a 6 semanas de labores.

De estos jornaleros, 80 fueron traídos desde el Estado de Puebla, donde el contratista Fausto Alfredo Arriaga les ofreció aceptables condiciones de permanencia, servicios médicos eficientes y salarios bien remunerados, lo que final de cuentas resultó una falsedad.
Los inconformes expusieron que desde que llegaron al campo Santa Inés se encontraron con dormitorios inapropiados, en malas condiciones, así como los servicios sanitarios, pero aunado a eso, la paga semanal se fue retrasando por una, dos y hasta seis semanas.
La gota que derramó el vaso fue que los alimentos se los empezaron a proporcionar en mal estado y ello dio origen a la acción de protesta, realizada el pasado viernes por la mañana en el mismo campo Santa Inés, donde provocaron un incendio de diversos materiales en despoblado, a manera de presionar a la empresa para que los atendiera.
Finalmente llegaron al arreglo del pago de parte de los salarios vencidos y por la noche le notificaron la finalización del contrato de trabajo, pese a que les prometieron que no habría represalias.
Todavía intentaron sacarlos a la carretera y dejarlos a la deriva durante la noche del viernes mismo, pero los trabajadores poblanos se rehusaron a ello y exigieron que les proporcionaran el transporte hasta su lugar de origen, en virtud de que bajo esas condiciones los habían contratado.
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